Llegan fechas Navideñas y toca entrenar entre comilonas y vsitas a familiares. Es un momento idóneo para disfrutar del entrenamiento.
Este fin de semana estoy en un pueblecito de Vitoria, Ollávarre, rodeado de montañas y con mucho bosque por recorrer. El pueblo más cercano está a 3Km.
Estos son los momentos que yo recomiendo sacarse la tecnología de encima y disfrutar de una agradable sesión de running. Dejar la música en casa y cambiarla por los sonidos del bosque o de la ciudad, dejar el pulsómetro y correr por sensaciones, dejar el ritmo por kilometro y disfrutar de nuevas rutas, olvidarse de las series y correr con un amigo (por muy iniciado en el running que sea). La primera vez que sales sin estos artilugios, hay que reconocer que se hace más duro, largo y te sientes algo perdido, pero rápidamente aprendes a disfrutar de un deporte y a correr por lo que todos nosotros empezamos, porque nos gusta calzarnos unas zapatillas y salir corriendo sin que nos persiga nadie.
No todo es hacer “entrenamiento de calidad”, también necesitamos “entrenamiento de diversión”. Entrenar para un Iron Man o para cualquier otra prueba de resistencia implica sacrificio físico y mental durante muchas semanas, nuestra cabeza también necesita sus tiempos de dispersión y entrenamientos mucho menos exigentes.
Por Joan Martín
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